25 octubre 2007

PSICOLOGÍA DE UN HOOLIGAN

PSICOLOGÍA DE UN HOOLIGAN


Yo no sé qué pasa en el mundo con las maestras del hooligan les juro, llevo colección de recados: 10 de la de inglés, 6 de la de español, 4 de la coordinación y 1 de micromundos que sepa dios que sea eso pero quesque lo estudian. El caso es que me tienen hasta la coronilla, ya nada más llega el hooligan y antes de abrir la mochila ya está pidiendo perdón y como siempre disculpándose el pobre mártir que ahora resulta que nunca hace nada. Yo ya no le quiero decir al susodicho por que cada vez que se entera de los recados dice, “Y a mí qué que hable en el salón, que esa es labor de la maestra que los calle y así y todavía muy retador dice que a la hora que lo citen se lo va a decir” ¡ay madre santa! lo peor de todo es que el lunes ya nos citaron, clarito decía: Los espero a los dos el Lunes a las 7:30 en la sala de juntas” esa que dice el susodicho que parece manicomnio minimalista con paredes blancas y sillones púrpuras.

Total, que ayer que estaba tratando de descongelarme en un rayito de sol que daba en el sillón me encontré con un artículo de psicología que decía que uno tiene que aprender a conocer a sus hijos para ubicarlos en un termómetro de comportamiento (como si hubiera calor o frío para un escuincle que no le para la lengua como el hooligan), pero bueno, en pocas palabras se dividía así:



Hijo que presta atención – Es un niño con hábitos arraigados, que conoce y respeta los límites, que jamás contradice y es fácil entretenerlo con un libro, programa de televisión y ni por equivocación se le antoja ver la telenovela de mi argentino guapísimo, o sea un hijo que ni mandado a hacer ¡qué bárbaro!

Hijo interactivo – Es el hijo que medio se porta bien y medio se porta mal, que le gusta andar de acá para allá pero obedece al ritmo de un chanclazo (como la Lady Pubertiana)

Y al final, el Hijo Hooligan – que prácticamente no tiene remedio, piensa que la escuela es el club social y el patio de la escuela es la cancha de fut, hay que andar arreándolo como burro y para meterlo a bañar es una guerra peor que la de Irak, no le presta atención a la tele (más que a sus partiditos de fut pero eso le viene de la genética de su padre) y siempre dice que sí a todo pero nunca hace nada (también viene de herencia paterna).





Eso sí, el lunes voy a la dichosa cita pero voy a inventar que el susodicho está con la presión alta y se puede morir en cualquier momento y que no lo llevé para que no fuera a morirse a media junta por que ya no está una para dar primeros auxilios a esas horas de la mañana y con tanto frío que hace, y el lunes les cuento qué me dijeron.

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