08 junio 2007

UN VIERNES CUALQUIERA

UN VIERNES CUALQUIERA


A veces pienso que con todo y las dichosas estrías me hubiera gustado tener otros tantos embarazos más para que la casa siempre estuviera llena de gente y no vacía como últimamente se queda los viernes en la tarde.

Y es que todos los jueves suena el teléfono, “Que si puede venir el hooligan a comer a mi casa” y luego la condenada Lady Pubertiana que nada más huele a viernes y empieza con que el cine, que las amigas, que si las van a alcanzar los amigos… con eso de que ya le está perdiendo el asco al vecino ¡ay Dios!

Me quedo sola y hasta eco se oye cuando subo y bajo escaleras. Y es que ya lo trae una que por inercia le quieres gritar al hooligan y nada, me tropiezo con la ropa sucia de Lady Pubertiana y le cuento tres para que la tire al cesto y ni quien conteste de mal modo que O-R-I-T-A. Con decirles que hasta me pongo a leer que casi me la aprendo de memoria la revista de los chismes de los artistas que compra el susodicho para la sala de espera.

Eso pensaba justo cuando sonó el teléfono y era Lady Pubertiana desde su celular diciendo que había invitado al greñudo ese a cenar. ¡Zácale! Apenas se me va quitando la marca del ederedón de mi cara desmañanada y ya tengo que pensar que el refrigerador está vacío, que hay un tiradero que dios guarde la hora, ¡ashhhh si a estas horas no funcionan las neuronas caray!


Así que para pronto me puse a arreglar la casa y a pensar qué puede hacer una de cenar para la primera vez que viene un greñudo-yerno ¿Si pido al Domino’s Pizza dirá “Vieja fodonga”? ¿O si preparo algo elaborado y resulta que es melindroso para comer? ¡Ay Dios!

Así estaba cuando a los 5 minutos suena otra vez el teléfono y era el susodicho que se encontró en la entrada de la escuela con el papá del amiguito que invitó al hooligan y que los había invitado para ver el partido México – Cuba y todavía el cínico me dice, “Pon las cervecitas a enfriar”. Ya estaba yo como pulpo con ocho brazos alzando todo cuando vuelve a sonar el teléfono y dice Lady Pubertiana que también vienen sus amigas.

En serio que a veces pienso que con todo y las dichosas estrías me hubiera gustado ser de esas ejecutivas de talla 9 que nunca se les cae nada con la fuerza de gravedad y que se la pasan viajando, que ni necesitan el wonderbrá y todo lo comen orgánico y light y se saben de pe a pa todo sobre la planificación familiar ¡faltaba más!


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