01 junio 2007

UN ODONTÓLOGO DE MEDIO CAMPO

UN ODONTÓLOGO DE MEDIO CAMPO


Resulta que a mi entrenador guapísimo argentino se le ocurrió llamar ayer tempranísimo cuando todavía traía el edredón marcado en la cara.

-¿Eeeeuu? - dije cuando con trabajos levanté el teléfono.

-Soy shó, el entrenador - dijo con ese tonito de voz que me derrite así sean las 6 de la mañana.

Para pronto afiné la voz, ejjjemmmmm ejeeemmmm, que se note que una está siempre fresca y linda, que al fin y al cabo el día que la tecnología nos ponga de esos teléfonos donde se le ve a uno la cara le pongo una fotografía de cuando era soltera que tengo en el cajón del buró.

-Señóra, dijculpe la hora, pero quería avisar que sha organizaron partido para las 4 de la tarde en el campo del Pachuca en Tepotzotlán.

¡Madre santa¡ ¿No se pudo más cercaaaaaa? Bueno, ya no le dije nada a mi guapísimo entrenador nada más porque de escuchar su sonsonete argentino me levanté de buenas. Para pronto le dí un codazo al susodicho y le dije que le tocaba llevar al hooligan al partido, porque lo que es que a mí me mandan a esos lugares y en la vida me vuelven a ver, o bueno...talvez sí en ese programa donde anuncian a la gente que se pierde.

El susodicho que estaba como momificado de sueño me dijo que sí, pero que tenía un paciente justo a esa hora.

Ya era casi la hora y ya estaba con el susto de irme sola, pero justo en eso llegó el susodicho con todo y maletín de doctor y con el paciente medio babeando porque tenía la boca toda anestesiada.

-¿Y eso? - me le acerqué y le dije en secreto.

-De aquí a que lleguemos ya le hizo bien la anestesia y le saco la muela del juicio.

Juicio es lo que no tiene el susodicho ¡háganme favor! Llevarse al paciente al campo para sacarle la muela en medio del partido. Todavía el muy cínico me dijo que el paciente le dijo que como ya no aguantaba el dolor estaba dispuesto a ir a la conchinchina con tal de que le sacara la muela.

Luego me le acerqué y le amenacé con voz suave, para que el paciente no lo notara que ahiiiiií de el donde el paciente babeara el coche.

Y ahí nos fuimos los cuatro, porque Lady Pubertiana dijo que ni muerta se subía al coche para irle deteniendo la cubetita de la escupidera al paciente ese. Y dicho y hecho. Más tardamos en llegar que el susodicho sacó sus pinzas esas y ¡zácale! a medio silbatazo del árbitro justo cuando le estaba marcando una falta al hooligan el susodicho le sacó la muela al paciente.

Yo le hacía señas de que no volteara, no fuera a ser que le sacara la muela que no era al hombre ese pero el con un ojo al gato y el otro al garabato, jalándo con las pinzas y a la vez gritándole "Árbitro vendido"

Todavía el pobre paciente, con la boca a medio anestesiar le gritaba al hooligan, "Coeeee po la banaaaaa"

-Por la banda dirá - le corregí.

-Ejo.

Y ya no le dije nada, si bien emocionado que estaba con el partido que ni cuenta se dio a qué hora le sacó el susodicho la muela al pobre. Eso sí, sirvió de llevar refuerzos para las porras, aunque no se le entendía nada. Tampoco le reclamé nada al susodicho porque al final del partido hasta se le acercaron para pedirle su tarjeta.


Pero qué maneras de hacerse promoción de este hombre, qué campañas de marketing ni qué nada ¡pos este!

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