15 marzo 2007

EXISTEN CASTIGOS PROVECHOSOS

HAY DE CASTIGOS A CASTIGOS


Dice el hooligan que está hasta la coronilla de “La Eruptona” como le puso el susodicho a la maestra, y todavía nos manda a llamar que quiere hablar muy seriamente con nosotros. El susodicho dice que la mata y yo con el jesús en la boca porque al menos quiero que este escuincle pase al tercer grado sin historial.
Para pronto nos metieron a una salita de asientos color púrpura y paredes blancas, como manicomnio pero minimalista, y entra una mujer delgada como una aguja, ruuuuubia pero con la raíz del cabello negro y “sipisapa” como dice el susodicho.

-Theñor, yo ethtoy preocupada por su hijo, se dithtrae mucho en clase y the la patha jugando” – dithe (ayyy perdón, se me pegó lo sipisapa) dice la maestra y abre una libretita y empieza a señalar con el dedo, -el marteth organithó a media clathe un juego de beithbol con unoth papelitoth arrugadoth, para el jueveth ya tenía hatha a las niñath organithadath para porrithtas y anotó doth home runs.

En eso me llamó la secretaria, que si podía salir tantito para confirmarle unos datos para la reinscripción y dejé ahí al susodicho. Solo pude ver a través del cristal de la ventana como el susodicho la miraba fijamente, yo de reojo le veía como le clavaba los ojos en cada palabra que decía, como si el movimiento de sus labios y las palabras que ella decía con todo y lo sipisapa se le fueran clavando muy hondo ¡qué cosa! Era la primera vez que el susodicho estaba tan atento a algo que no fuera un partido de fútbol.

De ahí que el susodicho y la maestra no pararon de hablar, en una de esas lo ví que se paró y le ponía la mano en la boca a la maestra ¡Madre santa! Ya la iba a matar a cachetadas y yo sin poder regresar a detenerlo ¡Ay Dios, ahora sí que el hooligan iba a pasar el resto de sus días sin recreo y haciendo planas de castigo en venganza!

Hasta que ví que la maestra sacó su bolsa y le dio dinero al susodicho, “Grathiath Doctor” le dijo mientras salían de la salita esa, recogió su libretita y se fue.

-El martes a las 4 – le dijo el susodicho.

-Ay no no no noooo, no quiero saberlo, ¿qué le hiciste desgraciadoooo? ¿La amenazaste o qué que hasta la pobre te dio dinero ehhh qué hiciste?– le decía yo al susodicho mientras se iba acercando.

-Puente removible, ausencia del molar izquierdo, mordida cruzada y blanqueamiento.

-¿Qué????

-¿Y del hooligan qué dijo?

-Ahhh, nada – dijo el susodicho mientras se le quedaba mirando fijamente a la secretaria que estaba actualizando los datos en la computadora, con esa misma mirada que huele a tapar caries, que huele a $$anticipo$$

¡Madre santa! De haber sabido que las juntas iban a ser tan provechosas, en vez de castigar al pobre hooligan le levanto un monumento ¡faltaba más!


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