21 febrero 2007

CÓMO PAGAR LA TINTORERÍA CON GUSTO

CÓMO PAGAR UNA TINTORERÍA CON GUSTO


Después de un beso viene el amor, el noviazgo, el “Sí acepto”, y más tarde el “Vuelvo a ver salpicado el escusado y te mueres ¿oíste? ¡TE MUE-RES!!” y todo eso junto con los hijos que apenas cumplen 9 años y ya andan preguntándote cómo se te declaró a ti tu marido para ver si copia el estilo y le dan el sí. ¡Ay Dios! Apenas ayer le zambutí un Gerber de espinaca y ya lo veo ahí, con la nariz afilada muy dueño de sí el condenado escuincle queriendo empezar a andar de manita sudada ¡madre santa!

Por eso ayer que disque estaba haciendo de comer pero estaba en el Messenger ví que alguien se puso en línea y decía “Cumplo 26 soy una anciana” ganas me dieron de asesinarla, hasta mi amiga Tita que estaba del otro lado propuso que merecía muerte lenta, cuando en eso se desconectó la ingrata. Así con esa facilidad vienen y le hieren el amor propio a una ¡no hay justicia en el mundo!

Tiene razón mi amigo Cuauhtlácatl cuando dijo en la cajita de los comments que “Después del primer beso ya nada es igual”. Ay Dios, bien decía mi abuelita que a los cines se va a ver películas, a comer palomitas y sanseacabó. Si yo no sé a quién salió este escuincle de veras, por eso mejor le acerqué su pastel, “Anda mijo, sopla” le dije mientras le tomaba la foto que tuve que repetir porque por voluntad propia propuso mordida. Ay si hasta él solito se cantaba: ¡Mor-di-da, Mor-di-da! y se ponía la mano en la cabeza para empujarse mientras los demás niños alzaban las manos como diciendo “A mi que me registren que yo no lo empujé”. En seguida corrió a abrazarme y le dí un beso.




En la vida me había dado tanto gusto pagarle a la tintorería ¡faltaba más!


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