20 septiembre 2006

LA LEY DE ESTA SELVA

LA LEY DE ESTA SELVA


Desde que el susodicho adivinó la clave del control remoto para desbloquear los canales, cada viernes en cuanto los escuincles cierran el ojo, él se teletransporta al cuarto de abajo, el de la televisión grandota, y por más que le digo que no sea libidinoso, que le van a salir perrillas en los ojos por andar viendo esas (.)cosas(.) que no debe, el hombre ni se inmuta. Eso sí, sube muy sospechoso, de lo más cariñoso y ya se sabe que cuando empieza a hablar medio cantadito es que le pasaron la película esa donde una vieja con el Clairol castaño claro No. 67 que yo nunca en la vida encuentro y unos shorts que no le alcanzan a tapar el trasero completo se pone a lavar un Ferrari rojo.

Y como una le conoce esa levantada de ceja sospechosa, perfectamente sé que el león se ha despertado y ahí lo ven, recorriendo su territorio, removiendo la tierra de la pradera con cara de tapete, con las patas soltando la polvareda (por que la Sofiringa de la selva no aspiró), todo un macho dominante de todas las especies que se levanta después de un esfuerzo sobrehumano, digo digo… más bien sobreanimal de quitarse los calcetines con la chica panzota después de alimentarse de cacahuates japoneses, la comida predilecta de ésta especie.

Pero la leona espera calmada, sabe que no se debe prender el boiler si no se va a bañar y es que de reojo ve pasar al macho una y otra vez como león enjaulado, y aunque ya leyó en una enciclopedia Salvat que el apareamiento del León dura 15 minutos pero como 40 veces al día, tiene la esperanza de que algún día con suerte por obra y gracia del cielo, esa sabia y pródiga literatura sea haga realidad en esta porción de la selva.

Eso fue hasta ayer, que cenamos con los vecinos y como buenos machos de la especie por angas y mangas se pusieron a platicar de esas películas de los viernes y el vecino le dijo a este león que su hijo (que es igual que nuestro cachorro hooligan) le adivinó la contraseña porque todos los controles vienen con el mismito número y uno es el que lo tiene que cambiar.

Entonces fue que este león empezó a tomar una tonalidad verde aguadate que Dios guarde la hora y empezó a jadear, y creánme que no estaba en celo, más bien fue del sustote.

Entonces la leona llegó a su casa, y en lo que el león se puso a buscar el instructivo, tomó la enciclopedia Salvat esa y la guardó hasta arriba del librero, en lo que el león investigaba cómo cambiar el maldito código de su reino de cinescopio.


Creánme, este león sí es como lo pintan, oooohhhhh si!

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