Yo, María del Carmen, la viuda del mundial, la que se quejado diez mil veces de que mi familia se sienta a comer en el medio tiempo y en cuanto pita el árbitro dejan la sopa esté como esté con tal de ganarle el reposet al papá, la que dijo que iba a acabar en el juzgado explicándole al juez que la causa del divorcio es que su marido está en estado vegetativo desde el 9 de junio, la que echa la vista al techo cada vez que se habla que si Lavolpe esto, que si Oswaldo lo otro, que yo hubiera rematado ahí, que el tiro de esquina de no sé qué, la que terminó comprando pan bimbo en forma de balón para estar en el canal futbolero, esa misma María del Carmen que ustedes conocen en cuanto ponga el punto final de este post se va a levantar a preparar unas ricas botanas, va a poner a enfriar el six de Coronitas, va a poner una mesa enfrente del reposet para poner todo el kit futbolero del hombre, después se va a plantar su playera de la selección y su querido hijo, el hooligan, le va a pintar una bandera en el cachete y se sentará a esperar a que su maridito santo regrese de sacar muelas en tiempo regresivo, esperando que con las prisas no le haga endodoncia al paciente que le tenía que sacar la muela del juicio y estará con el alma en un hilo cerrando los ojos cada vez que un argentino pateé el balón para ver si no le atinó a la portería y comiéndose las uñas con todo y que ayer se hizo manicure. Sí señores, esa mera SOY YO.
Y pensar que hasta ayer a las 9 de la noche yo suspiraba por mi guardaespaldas argentino de la telenovela y me lo imaginaba diciéndome: “Señora, no se ponga así vamo, vos sós una dama y tené que aposhar a los susshos” y yo derritiéndome como helado de chocolate en pleno desierto de Sonora ¡Madre santa!
A ver cómo se pone esto, por lo pronto les dejo unas botanitas para los que vayan llegando, pónganse cómodos que aunque el reposet esté apartado todos cabemos acá para echar porras.
¿A quién le toca traer el tequilita ahora?
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