29 mayo 2006

LA VIDA SIN LUZ

LA VIDA SIN LUZ

Lo que es que el Domingo a los fulanos de la compañía de luz se les ocurre cambiar los postes de lugar, como si fueran macetas que ya no se ven bien y nos dejan sin luz como maratón casi casi de 8 a 8 ¡háganme favor!

Ahí estaba Lady Pubertiana peor que un león de circo en su jaula, ¡qué niña esta! Friegue y friegue con que no puede hacer nada, que a qué horas va a llegar la luz, que si llámale a los de la compañía a ver qué razón dan ¡Ay Dios! Como cocainómana sin su droga andaba la escuincla de un lado pal otro sobando el control de la televisión y rogándole a todos los santos que acabaran de acomodar sus mentados postes.

Me dí cuenta de que sin luz volvemos un poquito a nuestros orígenes, a entretenernos en lo simple, a encontrarle sentido a las cosas que no tienen puerto USB, ¡Ay Dios qué maravilla! A ser más prehistóricos que hasta lo cavernícolas nos sale de dentro, desde el fondo de nuestras raíces, casi casi el susodicho espulgaba a Lady Pubertiana y ella a él sin gritarse el uno al otro, ¡qué ternura!

¿Se dan cuenta lo maravillosa que podría ser la vida si no existiera la luz? Así nada más viéndonos las caras y platicando de todo y nada, Lady Pubertiana chateando con señales de humo, mi querido hooligan haciendo incendios porque recién descubrió el fuego, el susodicho precursor del fútbol en el mundo: “Coco rodar hasta agujero yo decir G-O-O-O-O-O-L”

¡Ay no, qué horror! Por eso mismo es que reloj en mano marqué cada 10 minutos a la Compañía de Luz a preguntar si ya habían terminado.

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