07 abril 2006

PROS Y CONTRAS DE UNA CALENTADITA

PROS Y CONTRAS DE UNA CALENTADITA


Ayer por la tarde estábamos aplastadotes en el sillón porque el susodicho después de comer de cajón se echa la siesta de tigre, como si en la vida le hubiera tomado el tiempo y el estilo a un animal de esos, en algo no se equivoca por que llega un punto en que no ronca: ruge. Luego llegó Lady Pubertiana a tomar posesión de los territorios post digestivos de su padre.

1. En cuanto el papá levanta 2 cms. su humanidad para darle un trago al café, la escuincla se echa en el reposet.

2. Dos segundos después se roba el control remoto que reposa al vaivén de la panza de su padre y le cambia a los canales de música esos que hacen que se nos corte la digestión.

3. En cuanto el susodicho repela, la escuincla se burla recordándole su prehistoria cada vez que le dice que porque está viejo ya no le gusta nada de música. ¡Qué bruto! Ni la tarabilla dice tanta grosería de corridito y sin tomar aire ni tragar saliva.

Entonces así sin querer a mi me sale lo Santoy y le acomodé un revés que ya lo hubiera querido mi boxeador guapísimo de la telenovela para un día de fiesta. Antes de que me dijera “perra” como acostumbra cuando se le sube la bilirrubina le dije que a los padres se les respeta si es que no quiere ir a vivir a un orfanatorio. (Es genético eso, mi mamá siempre nos amenazó con la misma canción y cuando pensábamos que nos íbamos a quedar sin juguetes le funcionaba)

Eso sí, la méndiga escuincla nada más piso la alfombra de su recámara donde siente que ya llegó a su terruño y gritó en do mayor: PEEEEERRAAAAA mientras azotaba la puerta.


Yo conté hasta 10… y luego me seguí hasta el mil porque no me alcanzaba, hasta que el susodicho dijo que ya se iba y mejor me fui a despedirlo.

Ya en la tarde, cuando asomó las narices para ver si la perra de su madre estaba calmadita, salió muy campante y hasta se acercó a decirme en tono suave y sutil que si quería me ayudaba con algo de la cena.

-Ves, -le digo al susodicho en secreto,
- las únicas veces que esta escuincla se ofrece a ayudar es porque ya le cayó antes una calentadita.

-Entonces yo no ayudo hoy- dijo el susodicho con ese tonito de maniático sexual que le conozco perfectamente y con una cara que ni les cuento.


¡Qué horror! Bien dicen en el Selecciones que cuando un hombre pone cara de degenerado no precisamente está pensando en la educación de los hijos.


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