06 marzo 2006

UNA REINA DE ENTRADA POR SALIDA

UNA REINA DE ENTRADA POR SALIDA



Ella es la Sofiringa, la empleada doméstica y REINA de esta casa. Le saqué la fotografía hace ratito que le preguntaba "¿A verr, a veeer qué quere la ne-na que le compre en el super?" Donde vea que ando publicando su cara por el internet tragedia doble: ella me renuncia y yo me suicido.


Aunque la Sofiringa sacude por donde la suegra ve, a veces la quiero más que a Lady Pubertiana pero no le digan a ninguna, porque no quiero que una se me ponga celosa de la otra ni que ninguna de las dos me saque más dinero.

Se hace la que no sabe andar en microbús hasta la casa, así que yo mando al susodicho a que vaya por ella todas las mañanas. Al principio el susodicho pegaba el grito en el cielo, que cómo era posible que la mujer esta lo traiga de su chofer, pero con el tiempo se acostumbró y ahora hasta le sirve su café en cuanto la Sofiringa pone un pie en la casa.

-¿Puedes limpiar hoy el refrigerador por favorsitoooo? - Le pregunté con tono sutil y cantadito a la Sofiringa mientras nos sentábamos a desayunar, porque si le habla uno golpeado se vaya a molestar y nadie quiere que se incomode el tesoro de la casa, mientras al mismo tiempo le gritaba al hooligan – ¡A ver tú escuincle baja que ya está servido!- Este es al revés, si le habla uno sutil siente que algo le falta.

Pero ayer caí en la cuenta de que la Sofiringa jamás de los jamases me ha obedecido a mí por que en cuanto le pido algo, ella va a corroborar las órdenes con el susodicho, “¿Quiere que limpie el refri?” le dice la muy móndriga y entonces si el susodicho le dice que sí, ella entra en acción, ANTES NO.

Así como Darwin pensó que descendemos del mono, yo tengo la hipótesis de que la changa esta desciende de un patriarcado, donde la única voz que vale es la del macho dominante de la especie, ¡pobrecita!, no se ha dado cuenta de que a estas alturas del partido los machos ya no son dominantes, ahora son dominados y todo nada más porque ya se fijó la muy calculadora que su salario jamás ha salido de mi bolsa, su dinero sale de la billetera de mi marido, entonces él tiene el poder, no yo.

Por eso en cuanto el susodicho se despierta me le acerco al oído y antes de que empiece a pensar en frijoleiros y esas cosas le digo que hoy toca cambiar sábanas, para que él gire instrucciones a "su" empleada y yo me evite los corajes ahora que la nutrióloga me dejó comer aguacate.

Pero como no se puede tener todo en la vida, le perdono cualquier cosa a la muy ingrata, nada más por que cuando por angas o mangas me pierdo la telenovela del guardaespaldas ella me pasa el resumen completito y a veces cuando se emociona hasta me lo actúa, si le toca contarme una parte donde salió la ciega se va a tientas sobre la mesa y mira perdida al horizonte palpando a dónde está la silla para poder sentarse. Hasta eso, hay que reconocerle que aunque sea una interesada, tiene sus dotes histriónicas la condenada.


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