16 diciembre 2004

Andele Juana no se dilate
con la canasta de los cacahuates !


Qué rico olor a ponche, que si fuera como el GLADE o el perfume ARMANI sería el accesorio adhoc para estas fechas. ¿Se imaginan? Toda la historia que se escribe en las páginas de los olores. Ese olor a cera sobre los dedos...¡ouch!, ese olor a noche fría acompañada de cánticos y peregrinos. Ese olor a periódico y engrudo de las piñatas, ese olor que escapa de las mandarinas defendiéndose de los palazos. Y qué tal ese olor de los cacahuates al romper su cáscara mmmmm ¿Saben a qué huele? Huele a infancia.

Recuerdo la piñata colgada del mecate, meciendo sus 7 pecados capitales en zig zag, y uno con los ojos tapados adivinando si es cruz o cuernos después de quedar mareado por las vueltas para despistar al enemigo mientras la gente gritando: ¡Arriba! ¡Abajo!

Todos lanzándose al tronar del barro, bajo esa lluvia de cañas y jícamas, llenando las bolsas hasta el tope.

Que triste es que la modernidad vaya difuminando en el olvido los olores y los sabores de nuestras tradiciones. Que lejos se van quedando las gargantas ante el asombro de los niños de encontrarse con una esfera de barro llena de picos a diferencia del regordete hijo puñalón de Godzila: Barney; que el pasto quede cubierto de tejocotes, cañas, cacahuates y toda esa historia que todavía guarda un sabor para muy pocos ya, porque los niños dan la media vuelta porque no encontraron ni Duvalines ni Totis con salsita gastrítica y prefieren mejor ignorar y seguir con lo que estaban.

Ni modo el Merry Christmas le está pisando los talones al sentido real de la Navidad. ¡Darling! Ya veo allá, en el más humilde pueblito el "Dale, dale, dale, no pierdas el tino" por el "Jit it, Jit it, Jit it, dont gueist llur chans".....Com in sain piiiiilgrims, piiil grims, recib dis litol corner, aldo its pur mai jaus, i ofer it from mai jart" (tonito de posada y ortografía con permiso de gobernación jeje)





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