20 octubre 2004

Hoy resulta ser un post difícil, no porque quiera experimentar cierto tipo de lenguaje. Hoy mi lengua es un tanto silencio, mi silencio es un tanto tristeza y ahí dentro de mí, mil preguntas sin respuestas, pero sé que El sabe porqué.

Mariana, mi hija, a quien siempre llamo de cariño Lady Puber llegó ayer del colegio muy preocupada, más bien impresionada. Estando en su hora de recreo junto a ella una niña cayó al suelo, se agolmeraban los compañeros queriendo ver qué pasaba, llegaron dos maestros para reanimarla, pero aquella niña de apenas 14 años no reaccionaba. Mi querida Lady Puber me describía la escena temblando, la niña tomó un color morado, con la vista perdida yacía en el suelo inmóvil. - Ví su mirada mamá, veía al cielo, veía a la nada - Mientras a mí se me encogía el corazón.

Hoy llegó la directora para darles la noticia, aquella niña murió. Según lo que les explicó fue un infarto fulmimante. ¿14 años y un infarto? suena increíble, inverosímil pero así de breve y frágil es nuestra existencia.

Mi hija con toda la juventud y la hormona alebrestada entendió que la vida corre como agua entre las manos, y por un momento comprendió cuánto la desperdiciamos sin darnos cuenta.

Nunca olvidará sus ojos...así lo dijo mi hija. Yo simplemente me quedé sin palabras.


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